viernes, 10 de febrero de 2012

Nacionalizacion de la Banca Privada

Compra de Activos Fijos como estrategia de Resguardo: En los episodios de tasas de interés reales negativas en Venezuela los individuos buscan protegerse de la pérdida de valor de la moneda debido a la inflación comprando activos fijos que en el mayor de los casos se revalorizan a la par de la inflación. Pero con las expropiaciones e invasiones, ni eso es atractivo. • Huida hacia el Mercado Paralelo: Si bien es cierto que en Venezuela ha existido una recurrencia en el resguardo en activos fijos ante estructura de tasas reales negativas, la situación actual se diferencia significativamente del pasado. La falta de credibilidad no sólo en la sostenibilidad de la gestión fiscal, sino en el sistema político y por ende sobre el nivel de gobernabilidad necesario, produce e imprime sobre los activos fijos características no deseadas. En un país donde existe una absoluta indefensión de lo privado ante el Estado, donde las reglas del juego existentes son desconocidas o no son cumplidas, los activos fijos terminan representando activos de muy largo plazo. Es de esta manera, como una porción de los retiros motivados por las tasas reales no irá, como de costumbre, tras activos fijos sino detrás del mercado negro, con mayor fuerza que en el caso de no existir el control de cambio. Los activos fijos al representar los activos de más largo plazo y por tanto menos líquidos no serán considerados como resguardo por aquellos individuos que ven lejano el horizonte de solución de la crisis actual. Todo lo anterior alimentará una inusual y más nutrida demanda en el mercado negro o paralelo, buscando proteger no sólo el valor de su patrimonio, sino la posibilidad de disponer del mismo. Finalmente esta demanda sobre el tipo de cambio paralelo tenderá de depreciar con mayor velocidad al bolívar, a la vez que constituye un caldo de cultivo perfecto para el lavado de dólares en Venezuela. • Liquidez de la Banca: Todas las razones anteriores indican que la situación de liquidez en el sistema financiero venezolano puede agravarse, pudiendo exponer a algunas de las instituciones más débiles al respecto, siendo la última cifra publicada por el Banco Central de Venezuela los 444.577 millones de bolívares al 27 de enero del 2011. Los efectos psicológicos del conocimiento y difusión de una situación como la expuesta, alimentará un fenómeno de profecías autocumplidas de la que más de una institución financiera no pudiera escapar. • Competencia Destructiva: Si la velocidad de "inundación" de liquidez monetaria ante el corralito implícito que representa el control de cambios no es suficiente, la disminución reciente en la estructura de tasas pasivas que desalienta el ahorro, nos harán presenciar un episodio de "destructive competition" o de competencia predatoria que sin duda alguna profundizará la crisis económica. Esta es una de las razones que influirá en contra de una reducción de las tasas de interés. Muchas instituciones financieras, aún cuando la estructura de tasas activas disminuya se verán obligadas o tentadas a mantener las pasivas, toda vez que su situación de liquidez no sea de holgura. Esta situación pondrá en peligro la gestión y situación de algunas instituciones financieras que componen el sistema financiero venezolano. Gestión Bancaria difícil Un eventual control de tasas desencadenado por añadidura al control de cambio y de precios, con el sentido de controlar no solo los ingresos de los empresarios sino también sus gastos financieros asociado a sus "insumos" financieros, podría colocar a la banca nacional en aprietos. Por un lado, el control de cambios y el eventual control de tasas tendrán un efecto sobre el Margen Financiero de la banca para el 2003, y por el otro la inflación esperada sobre el 30% impactará la estructura de Gastos de Transformación del sistema financiero reduciendo la capacidad de maniobrabilidad de la misma, todo esto sin que necesariamente mejoren los índices de calidad de la cartera de créditos. En una primera instancia la disminución de las tasas de interés cobradas por la banca tanto por sus inversiones en títulos valores (principalmente deuda pública nacional) como por su cartera de créditos, presionará hacia una disminución de los ingresos financieros. Este efecto tasa podría ser más negativo si se le suma un efecto monto, representado por los bajos niveles de tenencia promedio tanto en la cartera de inversiones como de crédito y explicado por una lenta recuperación de los niveles de liquidez en el mercado financiero. Asimismo, las expectativas inflacionarias y el incremento en los Gastos de Transformación ejercerán sobre las tasas pasivas hacia la baja, aún cuando exista el riesgo de que los depositantes encuentren poco atractivo ahorrar a tasas tan bajas y reales negativas. Ante el escenario descrito previamente la banca nacional se verá forzada a acometer un esfuerzo de racionalización de los Gastos de Transformación que se traducirán en despidos, evaluación de rentabilidad y de oportunidad de agencias bancarias, e incremento del riesgo al ser forzada a financiar a los proyectos de mayor retorno e incertidumbre. A raíz del eventual control de las tasas de interés no necesariamente se observará una recuperación ni de los índices de intermediación, ni se recuperará o mejorará la situación de morosidad de la cartera de créditos manejada por la banca. Más papeles El nivel de empapelamiento de la banca nacional producto de la negociación y compra de títulos del gobierno han desplazado a la actividad privada como demandante por excelencia y natural de los recursos financieros con los que cuenta el sistema financiero nacional. De hecho se ha producido en fenómeno de trade off (desplazamiento) de la deuda pública a la privada. Esto constituye un elemento que hace pensar no deseado tasas reales muy negativas para el fisco, ya que se destruirá ahorro que finalmente está financiando la burocracia actual. Sobre la calidad de la cartera de crédito que posee la banca nacional, podrá terminar pesando más la incertidumbre y la disminución de flujo de efectivo de los deudores ante un escenario recesivo de controles de precios, que la disminución de los gatos financieros generada por la reducción de las tasas de interés. Finalmente, la banca se verá sobre−expuesta no sólo a problemas de liquidez sino al riesgo crediticio, ya que es reconocida por la literatura especializada, así como por especialista en la materia que la banca en países en vías de desarrollo, tradicionalmente expuestos a shocks externos, cobra subsidios cruzados de los buenos a los malos pagadores vía mayores niveles de tasas de interés o de ensanchamiento del spreadbancario. Y además sin inversión Con una inflación del 30% y un alto riesgo−país, el escenario no es fácil para los venezolanos que intentan que su dinero no se devalúe. Hace apenas dos años, el "menú financiero" (es decir las opciones para colocar el dinero) era variado y, aunque con ciertas restricciones, funcionaba. Pero las cosas han cambiado. En aquel entonces, la compra inmobiliaria (como inversión en sí misma o, para alquilar, como activo que generaba renta) todavía era una opción válida, y las casasde bolsa ofrecían diversidad de portafolios y carteras, entre los cuales tuvieron auge, por ejemplo, los fondos mutuales (que combinaban efectivo, acciones y bonos, para obtener más rendimientos) y los Exchange Trade Funds (ETF), definidos en torno a géneros o sectores específicos de la actividad económica nacional. Actualmente, el mercado se ha ido "simplificando". La Bolsa de Valores (privada) se ha reducido al mínimo, a raíz de las expropiaciones y cierre de empresas en los últimos años, y la Bolsa de Valores Pública aún no funciona a plenitud. El gobierno acusó a buena parte de las casas de bolsa de "especuladoras" y tuvieron que cerrar sus puertas, prohibiéndose sus transacciones. De hecho, muchas operaciones que en otros países son perfectamente normales, en Venezuela han pasado a ser ilícitas. Por ejemplo, "si un venezolano quiere invertir en el exterior, corre el riesgo de que su acción sea vista como fuga de capitales", dicen los empresarios. Van 9 años de control de cambio en Venezuela y las oportunidades de adquirir divisas se ha vuelto cada vez más áridas, por lo que en este momento lo que más caracteriza al mercado financiero local es la gran cantidad de bolívares que no pueden ser convertidos en divisas, "encerrados" en el país. Ley de arrendamiento para acabar con el arrendamiento La más reciente Ley de Arrendamiento prácticamente paralizó el mercado inmobiliario. Comprar un inmueble, en condiciones altamente reguladas y con pocas garantías a la propiedad privada, ha dejado de ser una inversión para pasar a convertirse en un riesgo. Una gran pregunta que ensombrece al país es: ¿de qué van a vivir aquellas personas que se sostenían del alquiler de algún apartamento o casa de su propiedad, ahora que la ley las obliga a regirse por precios con topes? (Cabe aclarar que el gobierno autorizará solo entre el 3% y 5% de rentabilidad por concepto de alquiler) Lo cierto es que los dueños de inmuebles quieren vender lo mucho o poco que tienen (exceptuando la vivienda principal), antes de que el gobierno también regule los precios de venta de las propiedades; y se calcula que están a un paso de hacerlo. Por su parte, el Ejecutivo no deja de sostener que la Ley de Arrendamiento (y todas las leyes que le atribuyen alto dominio al Estado) favorecerá a los sectores más vulnerables de la población, pero en la práctica el mercado inmobiliario se ha trancado. Comprar bonos aunque sean malos Los empresarios tratan de aprovechar las oportunidades que significan las emisiones de bonos de la República para adquirir divisas (aunque en las últimas emisiones se ha privilegiado a las entidades públicas como destinatarias, dejando pocos recursos para el resto de las compañías). Con los bolívares "represados" en el país (las multinacionales no pueden repatriar ganancias al exterior), deciden invertir en maquinarias, enseres y tecnología. En cuanto a la opción del ahorro, éste no es estimulante ya que los intereses que generan los bancos es bastante menor que la inflación; no obstante, muchos economistas recomiendan no subestimarlo y, por lo menos, preservar una parte de los ingresos para los gastos fijos (salud, educación, comida, otros) y emergencias. En pocas palabras, el panorama está trancado. Sin embargo, se acerca fin de año y llegan las utilidades, aguinaldos y otros ingresos adicionales a los habituales, que llevan una vez más a plantearse qué hacer y qué nuevas estrategias desarrollar. Particulares de ingresos medianos El primer consejo es cancelar − o al menos amortizar− las deudas, sobre todo las tarjetas de crédito, ya que generan altos intereses sobre intereses, ¿Pero con qué? Muchas personas tienen el hábito de mantener dinero en las cuentas de ahorro o corriente, al tiempo que acumulan deudas en las tarjetas de crédito, cuando lo que conviene es pagarlas, aunque esto signifique menores montos en las cuentas. Si se trata de deudas en condiciones de tasas de interés negativas, no se recomienda cancelarlas totalmente, sino de acuerdo a la forma de pago establecida inicialmente. "Quienes necesitan enseres, como artefactos, línea blanca para el hogar, carro o similar, deberían comprarlos antes de que aumenten de precio por la inflación", comentó el economista Emeterio Gómez. Generalmente los economistas aconsejan no conservar los bolívares ya que "la inflación los come". Sin embargo, hay que tomar previsiones. Según José Grasso Vecchio, una "medida sana" es destinar entre 10% y 20% de los ingresos al ahorro, hasta alcanzar un monto equivalente a entre 3 y 6 meses de ingresos, aunque la tasa del ahorro sea negativa. Ese ahorro permite cubrir las necesidades básicas de funcionamiento cotidiano y el pago de las cuentas mensuales, para tener cierta tranquilidad. Se considera que una persona tiene libertad financiera cuando sus ingresos superan, por lo menos, 20% de sus gastos. La meta debería ser ahorrar o invertir el 20% de los ingresos mensuales, destinar otro 20% al pago de deudas y el restante 60% para gastos. Ahorrar en moneda extranjera es lo ideal en este momento, pero las restricciones del control de cambio inhiben esta posibilidad. "Comprar dólares a través de bonos y sus variantes es una buena opción, por lo que hay que estar pendiente de las emisiones de la República", agregó Gómez. Sin embargo, advierte que no sería la primera vez que un gobierno se declara en quiebra o sin capacidad suficiente de pago (tal como sucedió con "el corralito" en Argentina y Uruguay). "De ocurrir, el país estará lleno de papeles sin respaldo", señaló. Sin embargo, ese escenario es improbable por la garantía que siempre ha significado el petróleo en este país. A pesar de las leyes que atentan contra la propiedad privada o su valor, Gómez no descarta la opción inmobiliaria en el caso de aquellas personas que no tienen vivienda principal. Aunque las nuevas leyes afectaron este sector, se estima que habrá algo de movimiento en el mercado secundario en el año 2012, dado por personas que querrán vender sus activos, lo que será una oportunidad para quienes no tienen vivienda. El economista Alexander Guerrero, por su parte, considera también que la Ley de Arrendamiento mató la posibilidad de comprar vivienda como inversión o defensa ante la devaluación. "Los precios de la vivienda caerán a precios viles", proyectó. Asimismo, recomienda usar al máximo los cupos de Cadivi (para ello hay que efectuar un pago oportuno de las tarjetas de crédito). Bajar los niveles de consumo es otra de sus sugerencias, ya que a fin de año se tiende a gastar más, pero la coyuntura nacional exige previsión. Sobre la opción del mercado de capitales, opina que éste es mínimo, de poco acceso y requiere asesoría, por lo que en este momento lo descarta para el particular. Pymes y grandes empresas "El Gobierno dice que el PIB crecerá 5%, pero tengo mis dudas. Las perspectivas del año 2012 no son buenas; hay restricciones a la inversión y a la propiedad privada, así que el estancamiento continuará", opinó Guerrero. En ese contexto, el economista señala que si bien las grandes empresas o pymes podrían entrar en lo que queda del mercado de valores en el país, no lo recomienda por los riesgos que actualmente implica (o, por lo menos, considera que no habría que hacerlo sin el asesoramiento correspondiente). El experto desestima el potencial de la Bolsa Pública de Valores y no recomienda sus instrumentos. "Las reglas cambian continuamente en el país, por lo que no lo aconsejo", dijo textualmente. Hoy en día, los empresarios con cuentas en el exterior del país, optan por participar activamente en el "money market", en operaciones que ponen a rotar dinero con frecuencia y al final del período obtienen ganancias (pero no se trata de una opción dentro de Venezuela). Al igual que en el caso de los particulares, si las empresas tienen bienes inmuebles en el país, Guerrero aconseja no alquilarlos sino venderlos antes que los precios caigan. También ve en las emisiones de bonos una buena oportunidad para las empresas, independientemente de su tamaño o rubro. Según el economista Pedro Palma, el probable que el gobierno siga emitiendo bonos el próximo año y aclara que "esas emisiones no le conviene a la República, pero sí a los destinatarios". Sin embargo, advierte que en las últimas emisiones de la República solo se transaron US$3.000 millones. "Igual hay que intentarlo, porque conviene el alto rendimiento en dólares que generan esas emisiones", agregó. A su entender, hay que olvidarse totalmente de los Títulos de Interés de Capital Cubierto (bonos TICCs) no sólo porque han desaparecido del mercado, sino porque en su momento supuestamente daban cobertura contra la devaluación y terminaron resultando un fracaso. Como otros economistas consultados, Palma también se muestra escéptico en relación a los ofrecimientos futuros que haga la Bolsa Pública de Valores al mercado. Sobre la alternativa de invertir en el exterior, el experto observa que es difícil lograrlo por el control de cambio y porque, además, se requiere de gran músculo financiero. Últimamente muchas empresas, sobre todo las franquicias venezolanas, se han diversificado en otros países para disminuir el riesgo, con resultados variables. La cosa está fea. Por supuesto, ya saltó el Partido Comunista de Venezuela reclamando la nacionalización de las instituciones financieras que operan en el país. "La razón de ser de la banca privada no es la justicia ni la solidaridad, ni dar préstamos ni ayudas, es la acumulación y reproducción del capital en su propio beneficio. El PCV plantea la nacionalización de la banca privada, para lograr que una fuerte banca pública revolucionaria se ponga al servicio del país", declaró Carlos Aquino, portavoz del gallo rojo. Como si algún país comunista del mundo hubiera tenido algún éxito económico.

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